500 años de Tlaxcala: Identidad, memoria y rumbo

500 años de Tlaxcala: Identidad, memoria y rumbo


Santiago Hernández

 

Este fin de semana, cuando la Ciudad de Tlaxcala celebró sus 500 años de fundación, una conversación casual con un personaje que empieza a cobrar notoriedad en la escena política estatal derivó en una reflexión interesante sobre la identidad, la memoria y el rumbo del estado. Óscar Flores Jiménez, actual secretario de Finanzas del Estado de México, resultó afortunada la oportunidad de saludarlo y de platicar con él -muy brevemente- para conocer sus apreciaciones sobre esta conmemoración.

 

El morenista revivió memorias de su infancia, al congratularse de tener vida para ser testigo de los festejos por el medio milenio de vida de la ciudad que es corazón del estado. Nacido y criado en la capital, recordó con precisión -y cierta nostalgia- los rincones de su niñez y juventud en la escuela pública: el jardín de niños Josefina Ramos del Rio, cuando este se ubicaba en la calle Lardizábal del primer cuadro de la capital, la primaria Luis G. Salamanca, la secundaria federal Presidente Juárez, el Colegio de Bachilleres Plantel 01; la visita que hacía por las tardes a sus padres la enfermera Doña Georgina Jiménez Mendoza y Don Pascualito Flores Galicia Director del Internado no. 5. Gral José Amarillas; recordó las vecindades ubicadas en el centro histórico, donde comentó que disfrutó a plenitud su niñez, los sábados de tianguis en la Plaza Juárez, la terminal de los camiones Estrella de Oro, los cines Cuauhtémoc y Matamoros, los campos de fútbol donde hoy se erige el mercado Emilio Sánchez Piedras.

 

Estas postales del pasado, que dejaron entrever su arraigo tlaxcalteca, narraban una época del Tlaxcala que fue, pero también expresaban una parte valiosa de la memoria colectiva que pervive y entiende el valor de una visión de futuro, pues, como lo expuso en la charla, Tlaxcala no es únicamente tierra de historia, sino de retos y oportunidades que se replantean, inevitablemente, al tenor de esta solemne ocasión.

 

Reconociendo el mérito al trabajo de gobiernos que, en su momento, respondieron a los desafíos de su tiempo, observó que Tlaxcala ha cambiado de manera muy especial desde que la Cuarta Transformación se instaló y dejó sentir sus beneficios en rubros como infraestructura, servicios básicos y acceso a programas sociales. Hizo notar que los efectos de esta evolución son consecuencia de un modelo que ha dado prioridad a una fuerte inversión social.

 

De este modo, desde sus municipios rurales hasta la capital, las condiciones de vida en la entidad han mejorado con las administraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, y de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, con quienes comenzó un inmejorable momento de la vida pública de México que merece que, con la voluntad política de cada nivel de gobierno, el cambio no solamente llegue, sino que eche raíces que sirvan de base para el segundo piso de la transformación..

 

A su juicio, los desafíos de Tlaxcala ya no se limitan a mejorar la infraestructura o a avanzar en desarrollo social: advierten la necesidad de lograr que se inserte plenamente en la nueva era tecnológica y productiva que demanda el país y el mundo. Y justo por eso es que, si bien la conmemoración por los 500 años de la fundación de la Ciudad de Tlaxcala abrió espacio para la perspectiva histórica que supone esta fecha, lo hizo además para pensar el presente con mirada crítica y proyectar el futuro con claridad de rumbo, porque en medio de los actos oficiales y las celebraciones simbólicas, la conversación pública comienza a girar en torno a las figuras emergentes que podrían marcar la ruta del estado en los próximos años.

Personalmente, fue grato escuchar a un hombre que hablaba desde su persona, con los pies puestos en el ahora, pero con la mirada en lo que mañana habrá de venir, porque las celebraciones son pasajeras, pero la historia se construye con visiones y decisiones basadas en la lectura de los contextos, en la interpretación de las demandas sociales, y en la construcción de consensos, ingredientes que la política de los próximos años requerirá para apuntalar el potencial del estado, de cara a una nueva etapa de liderazgo.