El discurso del taxista

El discurso del taxista

Con sus propias palabras, con su visión personal de la situación actual en materia de partidos políticos, con gran vehemencia y yo diría hasta con pasión extrema, me expresó su punto de vista y vista de punto sobre el Sistema de Partidos en México y otras cosas.

Alrededor de las cinco de la tarde aborde un taxi sobre la avenida Chapultepec en la CDMX, para acudir a la presentación de un libro en la “Fundación Miguel Alemán Valdés” el título: “Miguel Alemán Valdés, Arquitecto del Turismo en México” de los autores Humberto Rivera Guerrero y María de los Ángeles Rivera Montoya, padre e Hija respectivamente.

Como es habitual a esa hora, para un trayecto en línea recta de dos kilómetros, requerimos mas de una hora con veinte minutos para llegar al destino. Tiempo suficiente para charlar y escuchar el discurso de mi amigo taxista, (con mucha pena reconozco que nunca le pregunte su nombre). No obstante, resultó por demás interesante la estructura de su planteamiento EN CUATRO MOMENTOS:

  1. Agradecimiento
  2. Reconocimiento
  3. Compromiso
  4.  

Le agradezco mucho que me escuche, me dijo, al mismo tiempo que conducía y esquivaba con mucha pericia una serie de autos, creo -dijo- que el Sistema de Partidos en México está rebasado, nos encontramos ante una situación de coyuntura total, en la que no existen partidos hegemónicos, fuertes, bueno ni Morena es un partido, sentenció. Yo no participo en política, pero le digo una cosa, quiero participar, pero no sé cómo ni con quien. Espero que el sistema cambien ya, nunca funcionó, solo unos cuantos acaparaban el poder.

Reconozco la labor que está realizando el presidente, los diputados y senadores, hay mucho que hacer, necesitan cambiar varias leyes, por ejemplo, todas aquellas relacionadas con los bancos. Necesitamos cobrar en efectivo de tal manera que circule el dinero, de igual forma, acabar con los altos intereses.

Los mexicanos debemos comprometernos a trabajar duro, el presidente es un buen ejemplo, todos los días informa sobre su trabajo y de como esta gobernando, creo que eso es muy bueno y mire que yo no vote por él. Además, -enfatizo- no es momento para discursos de odio, división o enfrentamiento, a nadie conviene eso, en todo caso tenemos que construir todos, sin partidos, sin ideologías, todos por el bien del país.

Mire señor, -me explicó- si yo fuera político o estuviera en la política, convocaría a hacer conciencia de la importancia de trabajar juntos, olvidando ya a los partidos políticos, que bueno que ya no habrá 500 diputados ni 128 senadores, y que bueno que les quitarán a los partidos el 50% del dinero que les dan actualmente. finalmente, y lo más importante es que todos somos mexicanos, es el momento para cambiar y exigir que cambien muchas cosas que hoy nos hacen daño o violentan nuestros derechos como ciudadanos.

Mire licenciado, le repito, yo no soy político, me gustaría serlo. Lástima que solo tenga la prepa.

Lo más importante del discurso de mi amigo taxista, no es en realidad el contenido -aunque tiene relativamente un valor- sino el método. El método es lo mas importante, si revisamos la estructura nos daremos cuenta que los cuatro momentos, nos permiten elaborar un discurso bien estructurado.

Por ejemplo: Gracias por invitarme o bien, por permitirme la palabra. Reconozco el trabajo o las actividades que vienen realizando. Me comprometo a difundir, apoyar, actuar etc. Y finalmente, Convoco a que todos asumamos una actitud solidaria con los objetivos que se plantean. Aparentemente parece sencillo, no obstante, nos permite tener una herramienta eficaz para la comunicación.