Las mayores y mejores mentiras

Las mayores y mejores mentiras

En esencia, al parecer, es lo que escuchamos, vemos y percibimos en cada campaña política mediante un proceso para elegir a los supuestos Representantes Populares. El denominado Arte de la Política, pareciera centrarse en este trabajo supuestamente creativo, a cargo de cada uno de los equipos de campaña y aspirantes a ocupar un cargo de elección popular. Lamentablemente en la izquierda, en el centro y en la derecha, surge lo mismo: un populismo desbordado y alimentado lamentablemente por un costumbrismo que practican más de cincuenta y cuatro millones de ciudadanos, encadenamos por su desgracia a una esperanza.

 

Se pierde de vista, la realidad en la que nos encontramos los mexicanos, el entorno indica cuales son los grandes problemas nacionales, estatales y municipales que deberían ser procesados para luego generar propuestas que ataquen las causas de esas graves situaciones. Vivimos en un tiempo acelerado, en el cual, ya no sabemos si podremos domesticar y controlar los fenómenos sociales, políticos y económicos, sufriendo las consecuencias de la inseguridad; ausencia eficaz de atención médica y medicamentos accesibles; daño ecológico; alteración del crecimiento y desarrollo normal y natural de plantas, animales y el propio ser humano; inhibición de la creatividad; falta de iniciativa y emprendurismo de los jóvenes;  todos estos problemas y muchos más podrían desbordarse si no contamos con gobiernos democráticos y visionarios que definan con claridad el tipo de estado o forma de gobierno, despótico o democrático.

 

Desde ahora, no tenemos ninguna certeza de que las propuestas de soluciones a los retos del presente, se tardarán mucho tiempo en llegar, después de que estos mismos retos activen procesos irreversibles que los volverán ingobernables.

 

El Arte de Gobernar, resulta imposible para nuestros tiempos, no solo por la ineficacia de los candidatos para explicar el presente y entender el futuro con un pensamiento crítico, global, holístico y policéntrico. La tarea de ellos, no es nada sencillo, gobernar el cambio es una tarea que explicado con los argumentos anteriores siempre resultará un fracaso, si consideramos que existen fuerzas globales, nacionales y regionales, que de no entenderse, los distintos candidatos proponen discursos anacrónicos, fuera de la realidad, totalmente rebasados por los fenómenos políticos, sociales y económicos. Comprender la dinámica mundial, global o regional en la que nos movemos puede resultar un poco eficaz; desde luego, significa exigir mucho a los candidatos a regidores, presidentes municipales, diputados locales y otros cargos, encabezados por simples ciudadanos sin herramientas, sin argumentos, sin armadura, sin formación, sin visión, y solo con la única esperanza de ganar una elección.

 

Siempre he asumido el riesgo de hablarle al viento, a las rocas, al universo, a la nada, no obstante ello, queda el registro de que alguien expresó lo que ve, lo que siente y lo que percibe, viva la libertad del pensamiento y las ideas.

 

Ahora mismo recuerdo, vehementemente un texto de Ugo Pititone en “El Arte del Gobierno”, cuando señala: “…todas la comunidades o sociedades humanas, cuando menos desde el neolítico, han sido organismos complejos que requirieron un sistema de gobierno capaz de reconocer la complejidad que resulta de mezclas inestables de intereses, aspiraciones, prejuicios, pasiones, ambiciones, visiones, descontentos y ansiedades”.

 

Gobernar la complejidad pasa por una campaña exitosa, metodológicamente bien elaborada y estructura, en la que los candidatos garanticen una alta formación ética y moral, formación política y capacidad de gobierno, inhibiendo las mentiras, las propuestas anacrónicas y la venta de milagros. Estos elementos, podrían darle sentido a las presentes y futuras elecciones en México.