¿Tiempo de estrategias?
Una
vez que concluya el proceso electoral del Poder Judicial, se abrirá paso un
nuevo ciclo político en Tlaxcala. Uno que no estará guiado por reflectores ni
discursos huecos, sino por el compromiso con el territorio, con las causas
sociales y, sobre todo, con la gente. En este nuevo escenario, Morena Tlaxcala
ha demostrado que, pese a las restricciones mediáticas impuestas por los nuevos
lineamientos éticos del CEN, la política de fondo no se ha detenido;
simplemente ha cambiado de ritmo y de rostro.
Durante
esta etapa, será clave que los liderazgos actúen con sensibilidad al momento
político, evitando desgastar recursos que podrían ser limitados. Y no se trata únicamente
de un tema económico, sino de una cuestión de estrategia auténtica.
Los
partidos políticos, desde sus dirigencias, deberán concentrar sus esfuerzos en
tejer pacientemente una base de apoyo ciudadano y construir desde abajo. Es
tiempo de actuar con inteligencia, sin adelantarse a los tiempos ni violar las
reglas, si de verdad se quiere recuperar la confianza de la gente.
En
este panorama, Morena es quien lleva la delantera. La dirigencia estatal,
encabezada por Marcela González, ha apostado por la cercanía, el trabajo
organizado y el diálogo directo con las comunidades, dejando de lado el
protagonismo en medios. Su conocimiento profundo del estado, forjado en varias
campañas, la coloca como una figura con liderazgo firme y una estructura sólida.
De cara a la elección gubernamental, un liderazgo como el suyo cobra cada vez más
relevancia.
En
la oposición, por el contrario, se percibe una escasez de figuras reales. Por
ejemplo, en el PRI y el PAN se apuesta al discurso para consolidar simpatías
ciudadanas, pero sin un respaldo auténtico en territorio. Esto, sin lugar a
dudas, deja claro que las estructuras serán clave en la siguiente etapa de este
proceso: la campaña en tierra.
Lo cierto es que, aunque mediáticamente sean los más atacados, Morena Tlaxcala ha optado por una ética de contención mediática que no representa una limitación, sino una muestra de disciplina política. Esa coherencia con los principios del movimiento ya está dando frutos. En lugar de ocupar espacios con frases vacías, el movimiento ha preferido escuchar, caminar y sembrar presencia.
La
campaña verdadera, la que definirá el rumbo de lo que viene, no será la que
gane en redes ni la que se mida en trending topics. Será la que se despliegue
en las calles, en los barrios, en los ejidos. Y ahí, Morena llega con ventaja.
Porque mientras otros apenas comienzan a organizarse, aquí ya hay ruta, hay
estructura, y, sobre todo, hay liderazgo.
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