La esperanza se convierte en realidad
Pensar,
decir y hacer: responsabilidad de la 4T
Dip. Vicente Morales Pérez
En un mundo marcado por
la incertidumbre y las desigualdades crecientes, México ha demostrado que la
esperanza no es un discurso vacío, sino una fuerza real capaz de transformar la
vida de millones. Hoy, gracias al proyecto de la Cuarta Transformación, se ha
logrado lo que parecía inalcanzable: una reducción histórica de la pobreza.
Hablamos de más de nueve millones de mexicanas y mexicanos que han dejado atrás
una condición que por décadas se consideró inevitable.
Este avance no es fruto
de la casualidad ni de los discursos grandilocuentes de antaño; es resultado de
una política firme, sostenida y profundamente humana. Los programas sociales
dejaron de ser favores sujetos a intereses políticos y se convirtieron en
derechos constitucionales. El adulto mayor que hoy recibe su pensión, el joven
estudiante que cuenta con una beca para continuar su formación, la persona con
discapacidad que obtiene un apoyo digno, son ejemplos de un cambio que ya se
palpa en el día a día. Lo que antes era promesa, hoy es certeza.
La trascendencia de este
logro se entiende mejor cuando se observa el contexto internacional. En medio
de crisis económicas globales, de pandemias, de tensiones políticas y
comerciales, México ha conseguido avanzar en un terreno que parecía reservado
para los discursos de buena voluntad: la justicia social. Y lo ha hecho
colocando en el centro a quienes siempre estuvieron en la periferia del
desarrollo, reconociendo que el pueblo es el verdadero motor de cualquier
transformación duradera.
En Tlaxcala, estos
resultados se sienten en la vida cotidiana de nuestras comunidades. La
reducción de la pobreza no se traduce únicamente en estadísticas; se refleja en
la mesa donde ahora hay alimento, en el estudiante que ya no abandona la
escuela por falta de recursos, en la madre de familia que respira con alivio al
saber que sus hijos cuentan con un futuro más estable. Es el rostro humano de
la transformación, el que no aparece en las gráficas, pero que da sentido a
todo esfuerzo de gobierno.
La juventud, motor
fundamental del presente y del porvenir, también ha encontrado un espacio de
oportunidad. Las becas Benito Juárez han permitido que miles de jóvenes
tlaxcaltecas continúen con sus estudios. Pero más allá de la ayuda económica,
se ha abierto una ventana de participación en la vida política y social del
país. La Cuarta Transformación ha confiado en la juventud y ha reafirmado que
no son únicamente el futuro, sino protagonistas activos del presente. Esa
visión ha generado un cambio profundo, porque una sociedad que escucha y
fortalece a sus jóvenes es una sociedad que asegura su permanencia en el
tiempo.
Este logro nacional es
también un compromiso local. Desde Tlaxcala, sabemos que el reto no termina con
las cifras alentadoras. El verdadero desafío es consolidar los avances y
ampliar el alcance de los beneficios. Por ello, hemos impulsado la gira “Siempre
Cercano”, una iniciativa que lleva servicios como registro civil, atención
médica, fisioterapia, odontología y asesoría para programas sociales más allá
de los límites de nuestro distrito. Porque amar a Tlaxcala y servir a Tlaxcala
significa romper las fronteras territoriales y extender la mano solidaria a
todas y todos los que lo necesitan.
La Cuarta Transformación
ha demostrado que es posible cambiar la realidad de millones con voluntad,
honestidad y cercanía. No se trata solo de reducir porcentajes, sino de
devolver la esperanza a quienes la habían perdido, de recuperar la confianza en
que la política puede y debe estar al servicio del pueblo. Cada abuelo que
recibe su pensión, cada joven que sigue estudiando, cada familia que logra
salir adelante es una historia que fortalece el tejido social de nuestro país.
El amor al pueblo ha sido
el motor de esta transformación. Un amor que no se queda en palabras, sino que
se traduce en acciones concretas. Hoy, México vive un momento histórico que
debe ser reconocido, celebrado y defendido. Porque cuando la justicia social
avanza, toda la nación avanza.
La reducción de la
pobreza no es el punto final del camino, es apenas el inicio de una nueva
etapa. Una etapa en la que debemos profundizar los logros, fortalecer la
organización comunitaria, impulsar la participación ciudadana y garantizar que
ninguna persona vuelva a ser olvidada. Tlaxcala tiene un papel fundamental en
este proceso, porque con su historia de lucha y dignidad puede ser ejemplo de
cómo la transformación nacional se consolida en cada rincón del país.
El reto sigue siendo
enorme, pero la esperanza es más grande. Hoy podemos mirar hacia adelante con
la confianza de que México va en la ruta correcta. La Cuarta Transformación no
solo ha reducido la pobreza; ha devuelto a millones la certeza de que vivir mejor
es posible. Y desde Tlaxcala, reafirmamos nuestro compromiso con esta causa,
convencidos de que servir al pueblo es la más noble tarea que puede asumir un
representante popular.
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