El que se enoja pierde

El que se enoja pierde
Ambos tienen sobrada razón, tanto Marcelo Ebrard Casaubón para sonreír, como Claudia Sheinbaum Pardo para estar enojada.
Vayamos por partes.
La primera semana del arranque del proceso interno, para elegir al candidato (a) presidencial de Morena, fue favorable para el ex canciller.
Marcelo Ebrard no podía estar más feliz, pues impuso sus condiciones, entre ellas la que todas las "corcholatas" dejen sus cargos públicos.
Además, logró que se detuviera la "cargada" de los gobernadores, alcaldes, legisladores y funcionarios federales, quienes se abstendrán de hacer pronunciamientos.
En términos políticos y mediáticos, eso se llama marcar agenda y tomar la delantera rumbo a la encuesta para definir al sucesor de López Obrador.
De ahí la frase "¡Sonrían, todo va a estar bien!", que publicitó el ex secretario de Relaciones Exteriores, sabedor del golpe que dio al arrancar su campaña.
Del lado de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, las cosas no están saliendo bien, como se reflejó en el airado reclamo al gobernador de Sonora, Alfonso Durazo.
Visiblemente enojada, Claudia increpó al presidente del Consejo Nacional de Morena para exigirle que ponga orden en el partido, porque dijo estar cansada.
El malestar tiene que ver con los gritos de "¡piso parejo!", con que las huestes de Marcelo Ebrard, recibieron a la jefa de Gobierno, en el evento de Morena.

Por si fuera poco, Adán Augusto López minimizó la cargada de gobernadores a favor de Claudia. ¿Cuántos son?, preguntó. ¿Seis? Dejando entrever que él tiene la mayoría.
Para variar, el presidente Andrés Manuel López Obrador no le permitió a Claudia Sheinbaum imponer s su sucesor en la jefatura de Gobierno.
La "corcholata" presidencial quería dejar a su secretaria de Finanzas, Luz Elena González, o al secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch.
Sin embargo, será Martí Batres Guadarrama, quien se desempeñaba como secretario de Gobierno, quien culmine el mandato al frente de la ciudad de México.
Fue una mala semana para Claudia, que se puede complicar por la aparición de Yeidckol Polevnsky en la contienda interna de Morena.
Si dejan participar a la diputada federal en el proceso, inevitablemente le quitará el discurso y reflector femenino a Claudia, con el que ha empezado a lucrar políticamente, asumiéndose como la única mujer "corcholata".
Vaya embrollo en Morena, por lo que lo mejor está por venir.
victortamayo5@hotmail.com