Encuestas sin valor

Encuestas sin valor
Una vez más, las elecciones locales en Coahuila e Hidalgo, pusieron en entredicho la confiabilidad de las encuestas sobre todo las que tienen que ver con intención del voto o de preferencias electorales.
 
Ningún estudio metodológico que se levantó durante el desarrollo de los procesos electorales, estuvo ni cerca de vaticinar la aplastante victoria del PRI.
 
En Coahuila, el PRI se llevó carro completo, mientras en Hidalgo la mayoría de los ayuntamientos, cuando todos los estudios lo daban por muerto.
 
Mientras que Morena no se llevó nada en la entidad norteña y tuvo magros resultados en tierras hidalguenses, un escenario que nadie esperaba.
 
¿Qué quiere decir esto?
 
Simple y llanamente que la gente no confía en las encuestas, por lo que dejaron de ser confiables para la medición de temas político electorales.
 
Ahí están las encuestas que se han levantado en torno a la elección de la dirigencia nacional de Morena, las cuales fallaron garrafalmente en sus pronósticos.
 
En la víspera, muchas encuestas dieron amplia ventaja a Mario Delgado sobre el resto de los aspirantes, cuando Porfirio Muñoz Ledo salió triunfador en las dos del INE.
 
Lo anterior indica que los encuestados no dicen la verdad sobre sus preferencias electorales, es decir les da atole con el dedo a los encuestadores.
 
Y a la hora de hora, en la soledad de las urnas, los ciudadanos emiten el voto por el candidato y partido político que ya decidieron con anticipación.
 
Lo grave del asunto es que la mayoría de los partidos políticos van a decidir por medio de encuestas a sus candidatos a gobernador, alcaldes y diputados en 2021.
 
No está de más recurrir a empresas serias, pero también deberían de incluir otros atributos, si no quieren llevarse un frentazo en las elecciones de junio de 2021.
 
Esto es designar candidatos con capacidades probadas, que tengan una trayectoria poco cuestionada por la sociedad, y lo más importante, que sumen y no resten o dividan.
 
Los triunfos de Coahuila e Hidalgo le dieron oxigeno puro a los priistas, pero eso los obliga a no caer en falsos triunfalismos.