Voces que se mueven

Voces que se mueven

Usted sabe quién es María Corina Machado, ¿verdad?


Esa mujer venezolana que, sin ejército ni partido fuerte detrás, se enfrentó a un régimen entero y terminó ganando el Premio Nobel de la Paz 2025. No por gritar más fuerte, sino por no rendirse. Por hablar cuando todos callaban. 

 

La premiaron el 10 de octubre, allá en Noruega, pero su eco se escuchó hasta acá. Porque su historia no es solo política: es una lección sobre lo que significa resistir con dignidad. 


Machado vive escondida, perseguida, y aun así, cuando recibió el Nobel, no habló de sí misma. Dijo: “Este premio es del pueblo de Venezuela”. 

 

Y ahí está lo que más inspira: su capacidad de pensar en los demás incluso en medio de su propia lucha. De eso se trata, ¿no? De trabajar, luchar y representar a otras mujeres, a otros ciudadanos, con esa mezcla de coraje y compasión que no se aprende en la política, sino en la vida. 

 

En Tlaxcala, donde las mujeres cargan con tantas batallas propias y ajenas, María Corina se vuelve un espejo claro. Un ejemplo de que no basta con ocupar espacios, hay que honrarlos. Que ser mujer en la vida pública no es solo aparecer en la foto, sino dar más por la ciudadanía, preocuparse de verdad por lo que le pasa a los demás, practicar la sororidad real y no la de discurso. 

 

El reconocimiento a Machado debería servirnos para mirar alrededor y preguntarnos qué tanto hacemos nosotras, desde aquí, desde lo local, para que la justicia y la empatía sean algo más que palabras. 


Porque la paz no se logra con aplausos, sino con conciencia. Y la valentía, la de verdad, empieza cuando una mujer decide no rendirse… aunque nadie la mire. 

Nancy Blancas

Punto y aparte 

imperio893@gmail.com