Reforma eléctrica…

Reforma eléctrica…


A unos días de que se lleve a cabo la tan anhelada consulta de revocación de mandato, donde los resultados, son por todos ya avizorados.

En esta semana que terminamos otro tema se puso en la agenda pública, la reforma eléctrica impulsada por el Presidente Amlo, y quien parece tener ya los números necesarios en el Congreso de la Unión para que esta pueda salir adelante. Todo indica que el viejo PRI y con todo el lodazal que carga a sus espaldas le será un ferviente aliado en este cometido.

Una reforma que marca cinco ejes medulares, si bien puede ser cuestionada. Pero que, en el fondo, tiene ese sentido nacionalista que por muchos años en la esencia política de este país se perdió. Más aun con la llegada del grupo de tecnócratas que arribo al poder y donde la decencia en la política se fue al cesto de la basura.

Implementando una política de privatización de todo lo que oliera a tranza, componenda y corrupción, la nueva elite vio en su arribo al poder la forma de hacerse de dinero de la forma más fácil a costa del pueblo.

La reforma eléctrica que ha sido trabajada desde los pinos, si bien puede ser cuestionada, sobre todo porque en lugar de traer los efectos positivos que se requieren para paliar las grandes necesidades de este país, puede servir para que otro grupo, ahora no bajo el sello de los neoliberales, pero si camuflajeados de izquierda, con las mismas mañas y mentalidades se hagan de este nuevo emporio.

Recordemos que quien está al frente de esta paraestatal, es ni más ni menos que uno de los hombres que ha sido señalado como un personaje de los más corruptos que ha dado luz el sistema político mexicano; Manuel Bartlett Díaz.

Así las cosas, ojalá que esta reforma no vaya ser otro bodrio legislativo. Recordemos que dentro de los postulados que pretende implementar con su aprobación es recobrar la rectoría del estado en esta materia, fortaleciendo plenamente a la CFE, en manos de este oscuro personaje, para ello desaparecen las comisiones Nacional de Hidrocarburos y la Reguladora de Energía.

Se pretende garantizar el abasto total a los consumidores, y lo más importante no aumentar los precios. El estado estará a cargo de la explotación del litio, y generar parques para la producción de energía renovable o limpia.

Si bien esta iniciativa puede ser cuestionada por su espíritu nacionalista, ante un mundo globalizado, y regido por las leyes de la oferta y la demanda que dictan los mercados internacionales, esperemos que el tiro no salga por la culata, pues otra de esta ya no la aguantaremos.