Calvario…

Calvario…

En estos días de asueto, días para la reflexión, la redención y la espiritualidad. Donde la fe es sinónimo de esperanza al ver a Cristo crucificado, ese líder moral que nos han dicho murió para allanar el camino de la humanidad hacia la salvación de los pecados.

Muchos relatos y pasajes podemos encontrar sobre este hecho que marco la historia universal de la humanidad, es un antes y un después. Con su llegada se dio fin a la prehistoria, y comienza una nueva era, donde la filosofía griega empieza a teorizar sobre conceptos hasta hoy en estudio; como la democracia, la justicia, la ética, el conocimiento basado en la razón, la lógica, etcétera.

Lo mismo sucedió con el tema de los derechos humanos, con el surgimiento del estado moderno por ahí del siglo XVIII, se pone en el centro de toda protección e injerencia por parte del poder público y político; la dignidad humana.

Decía Immanuel Kant; “Trata a las personas como un fin, nunca como un medio para un fin”. Y principalmente en estos días de campañas, donde se ofrece lo imposible, donde lo que se busca es el poder por el poder mismo, sin importar lacerar la dignidad de la persona; ese fuero innato que tenemos por el simple hecho de estar aquí respirando.

Y así cada quien vive su redención y su propio calvario. Ese cumulo de adversidades y suplicio en el que se ha convertido esta realidad, para varias personas.

De nada sirve, redimirse una semana a la que han llamado “santa”, si lo que pasa en la cotidianidad lo contradice todo, apenas hace dos años México se conmocionaba por el feminicidio de Debanhi, la chica neolonesa que fue silenciada de forma artera. A la fecha nadie sabe del resultado de la investigación. Todo sigue igual; en la impunidad.

Apenas esta semana, fue Camila, la niña de Taxco, otro crimen más a los índices de la impunidad; y así podemos seguir enlistando estos hechos lamentables, ante el silencio, la complicidad y la insensibilidad del sistema de justicia y político que tenemos en México.

El guion parece el mismo, la indignación será peor, cada día el estado de derecho se ve rebasado, por ello las turbas que prefieren hacer justicia por propia mano, ante el burocratismo e impunidad que se vive ante estos hechos.

Sí el estado de derecho ha sido rebasado, pero también el sentido de humanidad se ha perdido, hoy es común naturalizar la violencia, y no sentir nada por el valor más elemental que tenemos: la vida.