DH, una lección compleja…

DH, una lección compleja…

Apenas este 10 de diciembre se conmemoraron 72 años de uno de los documentos más importantes que el mundo civilizado aportó a la paz mundial; la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Para muchos establece la constitución mundial donde se plasma el largo catálogo de derechos que los gobiernos o autoridades deben respetar.

A lo largo de este proceso histórico, es necesario hacer una evaluación de como la pandemia ha obligado en muchos casos por acción u omisión a vulnerar los derechos humanos de las personas. Uno de ellos y que en un futuro a corto plazo se va a resentir, es el de la educación; si bien, el derecho a la salud se debió priorizar ante cualquier circunstancia, esa era la lógica. Ahora a casi nueve meses de vivir otra realidad ocasionada por este virus, nos invita a replantear como debemos salir de ésta.

Cómo hacer que mañana la generación del confinamiento donde han sido obligados a vivir millones de niñas, niños y adolescentes, en esta otra normalidad recuperen los conocimientos perdidos. Qué hacer con aquellos que no cuentan con acceso a internet y que por ello han preferido ayudar a los gastos del hogar y dejar en un plano secundario sus estudios. Los maestros y maestras ahora están buscando alternativas para evitar perjudicar al alumno que no ha cumplido con sus deberes educativos, porque ante la pérdida de algunos de sus padres o de ambos ha decidido ponerse a trabajar. Y así, la lista de problemas puede ser larga.

Otro tema crucial que parece no ceder, es que México atraviesa una crisis de seguridad pública y violencia, donde a diario los medios de comunicación nos dan cuenta de hechos macabros y con los cuales tristemente nos hemos acostumbrado a vivir. La violencia se ha naturalizado en nuestro contexto y pasa como normal ver las escenas del decapitado, mutilado o torturado, pareciera no importar, al fin todos tenemos problemas y cada quien los resuelve como pueda. Entramos a una era donde la insensibilidad se ha potencializado, sin ver el sufrimiento ajeno. Cada quien que se salve como pueda.

En este primer semestre se vivió uno de los años más violentos, con cerca de 17 mil 982 personas asesinadas en México. Es decir, con 100 homicidios dolosos por día. Así, el índice de feminicidios se fue al alza. En un claro detrimento al estado de derecho y por consecuencia una alta vejación de varios derechos que se pusieron en vilo, tales como el derecho a la vida, a la integridad física y moral, a la paz pública o a la seguridad pública, simplemente fueron vulnerados, por citar algunos. La delincuencia no respetó el confinamiento y dio vuelo a sus fechorías.

Apenas, el 9 de diciembre se conmemoró otro día importante en materia de derechos humanos, así decretado por la Asamblea General de la ONU, el “Día Internacional contra la Corrupción”, donde México padece otro lastre igual de pandémico que Covid. En nuestro país el 56.8% de la población considera que este mal es uno de los principales problemas que enfrenta, solo por detrás de la inseguridad y la delincuencia.

Ante el debilitamiento de las instituciones y la ética en el servicio público, durante el año 2015, se llevaron a cabo diversas reformas a la Constitución y se creó un bagaje de leyes ordinarias que tienen como finalidad acabar con este problema. Se introdujo un ambicioso andamiaje institucional, encabezados por un Sistema Nacional Anticorrupción Federal y sus similares en cada una de las entidades federativas. A la fecha estas instituciones lucen ausentes.

Los últimos estudios nos indican que nuestro país se encuentra dentro del ranking de los 10 países más corruptos en el mundo, por debajo de él sólo aparecen Kenia, Madagascar, Bolivia, Uganda, Camerún, Camboya y República Democrática del Congo, así de complejo es el panorama en esta materia.

De acuerdo con Transparencia Mexicana, el 98% de los casos denunciados por corrupción quedan impunes. 4 de cada 10 personas ha pagado para acceder a los servicios de salud y a las escuelas que son consideradas públicas. Es momento de replantear la sociedad que queremos y para ello ya se avecina el 2021, o seguimos por el mismo camino.