Letanía…

Letanía…

 

Cuando se empezaba a respirar un clima de esperanza respecto al control del virus que acecha a la humanidad. El orden global entra en otra crisis de niveles preocupantes. La invasión militar de Rusia a Ucrania, parece no poner fin a la crisis humanitaria que en estos dos últimos años ha tenido al borde de un hilo a la sociedad global.

Después de la segunda guerra mundial, la denominada guerra fría que se dio entre las dos principales potencias; EEUU y la extinta Ex URSS, fueron el resultado de una guerra atroz que dejo en la orfandad a miles de personas en occidente y otras latitudes del planeta.

Si bien el nacimiento de la ONU, significó para la aldea global una esperanza de paz, con esta irrupción bélica, pone al descubierto su debilidad práctica en las relaciones internacionales que tiene como cometido.

Al igual que muchas instancias, el llamado Consejo de Seguridad de este organismo internacional, urge su democratización. Ya que tiene como uno de sus objetivos primordiales el mantenimiento de la paz y la seguridad.

Sin embargo, el control, que ejercen sus cinco países permanentes que cuentan con el derecho de veto en este ámbito internacional, nos pone al descubierto que estamos a los designios de estas potencias mundiales, más cuando uno de sus miembros permanentes, ha realizado este acto bélico, me refiero a Rusia, los otros miembros restantes; EEUU, China, Francia, Reino Unido, cada uno de ellos ya ha agarrado partido en este desastre con consecuencias mundiales.

El derecho humano a la paz, la solidaridad y fraternidad, que tanto se discuten en estas instancias internacionales, son solo eso; discursos de persuasión. A final cada país ve por sus propios intereses.

Rusia, vigilante que sus principales países aliados no le guiñan su corazón a occidente o su pertenencia a la OTAN, pues sabe que su seguridad interna, se pone en riesgo.

EEUU, como siempre defendiendo sus propios intereses económicos. Lo que menos importa, las consecuencias desgarradoras que dejan este tipo de atrocidades, por el bien de la humanidad, ojalá el dialogo pueda hacer algo entre los países en conflicto. Un lastre más, sin siquiera salir de la crisis de la pandemia que nos ha azotado y ahora esto, suena a letanía.

Sin ser pesimista, parece que esas malditas profecías que tanto se pregonan con tintes de esoterismo y surrealismo, poco a poco se materializan en la realidad. Espero esto, pronto termine.