Entre moral y buenas intenciones

Entre moral y buenas intenciones

Estimados lectores, en los últimos tres meses de lo va de este año el tema de discusión principal en los diversos medios nacionales y locales ha sido la pandemia ocasionada por Covid 19, y sus efectos colaterales como la crisis económica que está dejando.

En tanto, el Presidente López Obrador se ha dedicado a dar lecciones de moralidad para paliar esta crisis y, como líder espiritual nos ha endilgado sendos decálogos para que nos ayudemos a salir de dicha situación. Desde la perspectiva filosófica esto suena bien, en un mundo bíblico donde la fe es la principal aliada. Y su redentor su principal guía.

Pero que pasa con los más de 12 millones de personas económicamente activas que sólo durante el mes de abril dejaron de trabajar o de tener un ingreso para llevar el sustento diario a sus familias, de acuerdo a los datos dados a conocer por el INEGI. Este porcentaje de personas representan doce millones de familias que hoy viven en una situación de incertidumbre; sin saber qué pasará con su futuro, pues el mismo ya es incierto. Doce millones de proyectos de vida que hoy viven en la frustración al ver al padre o a la madre en la desesperación de su confinamiento obligado y sin una salida viable por parte de la autoridad. ¿Esas lecciones de moralidad les ayudarán a paliar su situación precaria por la que están pasando? “Pregunto”.

La delincuencia organizada, tampoco parece obedecer esos llamados moralinos. Tan solo el pasado 07 de junio de este año, por un lado, la autoridad sanitaria decretaba que el pico de contagio aún se veía venir en las dos semanas que estamos por iniciar. Ese mismo fin de semana, se documentó como una de las jornadas más violentas de lo que va del año, con 211 muertes, de las cuales 94 fueron el sábado y 117 el domingo.

En tanto, el primer cuatrimestre de este año 2020 se alcanzó cifras records con 11,535 homicidios dolosos en comparación con los 11,266 del año anterior, de acuerdo a las cifras de la Secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana.

El contexto diario que vemos en los medios de comunicación, nos indican que hace ya 15 años que inició esta plaga de inseguridad en México, y que, si bien hay que reconocer es un cáncer social heredado por los anteriores sexenios a la 4t, tal y como dicen los especialistas, los delincuentes no siguen las reglas del confinamiento, ni parecen tener temor a ser contagiados, y por supuesto, temor al daño ciudadano, ni mucho menos a un gobierno de abrazos y no balazos.

Pero tampoco han obedecido el llamado que el año pasado les hiciera el mandatario federal ahí por el mes de septiembre de 2019, donde les pidió; “recapaciten, que piensen en sus familias, que piensen en sus madres, en sus mamacitas, ¿saben cuánto sufren las mamás por el amor sublime que se le tiene a los hijos? Ellos tienen que pensar en eso”. Aun así, la delincuencia sigue desbordada, no atiende los llamados del redentor, puesto que tampoco ve una estrategia eficaz que pretenda combatir este problema. Bueno, ahora, incluso a los delincuentes se les exonera. ¿?

La corrupción es otro de los problemas centrales que aquejan a la sociedad en su conjunto, incluso fue una de las banderas centrales por las que el Presidente López Obrador se perfiló al triunfo. Pero, parece que ni la pandemia ha servido para paliar esta dificultad. Incluso se emitió un decreto presidencial a fin de que los procesos de compras de insumos, bienes y servicios estuvieran exentos de licitación pública y se pudieran adjudicar de forma directa durante esta contingencia sanitaria. Esto suena viable, pero no para la cultura de muchos funcionarios públicos, que sólo están buscando la rendija de la impunidad para cometer actos de corrupción.

Esto ha permitido que, durante esta etapa crítica, el sector salud se ha visto inmiscuido en el escándalo de la corrupción. Hemos sido testigos a través de investigaciones periodísticas, de la compra de ventiladores a sobreprecio a uno de los hijos consentidos de la 4t. 

O de que se le adjudicó de forma directa en tan sólo cuatro días un contrato de 93 millones de dólares, a la empresa Levantig Global Servicios, propiedad de Baldemar Pérez Ríos, empresario investigado por fraudes y empresas fantasmas, y así la lista puede ser larga.

La última, es la molestia del personal médico del país, ante la llegada de personal de origen cubano, qué a decir de sus denuncias, no cumplen con el perfil profesional, ni realizan las funciones esenciales de consultas médicas; pero sí, gozando de ciertos derechos y privilegios económicos, y de trato que nuestros profesionales de salud no tienen. Lo malo no es que vengan médicos de otras naciones a nuestro país, pero si vienen y no aportan nada, entonces ¿Cómo para qué propósito los queremos?

[1] Ex ombudsman tlaxcalteca y Presidente de la Academia Nacional del Derecho al Trabajo de la Asociación Nacional de Ex ombudsman, A. C.