Regresamos…

Regresamos…


A escasos ciento diez días para la elección más grande de la historia de México, y donde se marcará un hito, ya que por primera vez arribará a la silla presidencial; una mujer.

Los pronósticos en materia política, suelen ser reservados, sin embargo, hay ciertas variables que nos permiten ir despejando el panorama, y que son los que sin duda inclinarán la balanza en esta elección.

Por un lado, tenemos a un presidente, que, desde su arribo al Poder Ejecutivo, no ha dejado de ser un estratega para afianzar a su movimiento como una alternativa de cambio. Pese a estar en el poder, lo impulsa como si aun no lo fueran. Sabe y maneja un discurso que penetra, y hace sentir entre sus seguidores, la necesidad de afianzar su movimiento y su legado.

Es decir, AMLO, representa un movimiento político, que puede gustar o no, -ese no es el problema-, en ciencia política, los lideres se forman y forjan en base a los seguidores que suelen tener, y ahí esta el principal factor de fortaleza de este personaje.

En tanto, enfrente tiene a una oposición, que representan sus propios intereses personales, que han visto mermado su capital político, gracias al movimiento amloista, que les movió el status quo, en la forma tradicional de ejercer el poder.

Además de utilizar un discurso, que para muchos puede ser populista; para otros estamos frente a un hombre generoso, y así es como maneja sus programas sociales. Es populista, para las elites empresariales, intelectuales y políticas; pero es generoso, para las clases pobres, los indígenas, los obreros, el campesino, las amas de casa, los estudiantes, las madres solteras, y todo aquel sector que hoy se beneficia de este proyecto, y que por desgracias en este país son millones. Porque así de grande, es la desigualdad social del país. 

Además de mostrarse como un hombre indignado, por tantos años de desesperanza, corrupción y malestar social; donde solo unos cuantos se beneficiaban de un sistema, así diseñado desde sus orígenes. Ahora es común ver, sin ánimos de discriminar, políticos que no pueden articular un discurso, una idea, o que son todo un show, en sus ocurrencias para gobernar, pero que, a final, es el reflejo del México realista. Y donde un puñado de seguidores fieles a AMLO, desde sus inicios políticos, hoy se encumbraron al poder.  Otros tantos y que son los más, al ver que el Titanic, en sus respectivos partidos políticos, -PRI-PAN-PRD- se hundía, como todo en la vida, decidieron morenizarse con el indiscutible vencedor.

Otros como el PT o el PVEM, fieles a sus principios, saben hacer lo que mejor han hecho en su existencia, prostituirse con el mejor postor, y con quienes saben; ganara las elecciones. En tanto MC, jugara cómo el esquirol en turno, por así convenir a los intereses.

Ahí la gran diferencia; atrás de Sheinbaum, esta un movimiento político, y un gran estratega, que puede gustar o no en la forma de hacer política, pero que le ha dado resultados. Con Xóchitl, hay intereses personales, arrebatos y enojo ante la orfandad política a la que han sido sometidos, y mientras atrás esté Claudio X. González, como ideólogo de este proyecto, no le auguro nada positivo.