Los varguitas
Los diputados han convertido
en un cochinero el proceso de selección para elegir la presidencia y el consejo
consultivo de la CEDHT. Resulta que por instrucciones de quien verdaderamente
manda en el Congreso misma que conocen como la diputada 26, omitieron revisar
requisitos de elegibilidad, esto con la finalidad de dejar pasar al presidente
de la IAPTLAX, Arturo de Casa Vega. Quien se ha convertido en un verdadero varguitas
al estilo Tlaxcala, pues todavía no termina su encargo en el órgano de la
transparencia, pero como vil cavernícola en busca de hueso, inmediatamente se
inscribió en los procesos de elección del órgano de derechos humanos y por si
no se le hace hizo lo mismo para el instituto de elecciones.
Un personaje que ha hecho
pública su identidad con Morena, de donde fue precandidato a presidente de
Chiautempan. Y que por eso mismo no cumpliría requisitos de elegibilidad, al no
garantizar imparcialidad y que estaría en el supuesto de incumplir con los
requisitos que apenas les impusieron con su denominado Código de Ética, como
son el rechazar los vicios de la política al utilizar el influyentísimo, el
amiguismo, el patrimonialismo o la perpetuación en los cargos públicos; además
que su actuación como servidor público debe ser en beneficio del pueblo y no en
beneficio propio, haciendo a todas luces un uso indebido de su cargo que
actualmente ostenta.
Otra que esta en el mismo
supuesto, y que ha causado un malestar entre los grupos de feministas es la aun
consejera de ese organismo autónomo Geovanny Pérez López, quien en su loco afán
por reelegirse a utilizado una estrategia para victimizarse de que es objeto de
una campaña negra en su contra. Situación que varias no creen y saben que es
una táctica de la consejera para atraer reflectores. Pues a hecho uso de
información y plataformas que solo un grupo reducido de ese sector tiene
acceso.
Además de decir que representa
a la sociedad civil, cuando en el fondo solo ha utilizado el puesto para
beneficio propio. Al dar empleo a su pareja o cónyuge en ese organismo autónomo
y utilizarlo como chofer personal.
Dicen en ese sector que las
verdaderas feministas no necesitan un cargo público para desempeñar su trabajo.
Ellas lo realizan desde cualquier trinchera alzando la voz en beneficio del
bien común y no para beneficio patrimonial o familiar. ¿Así las cosas?
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