Tlaxcala y el juego de las encuestas: Todos ganan, nadie convence
En
Tlaxcala, como en muchos otros estados del país, el camino hacia la gubernatura
de 2027 ya comenzó... al menos en los discursos. Los aspirantes, sin excepción,
presumen ir “a la cabeza” en las encuestas. Uno asegura estar “posicionado”,
otro dice que “arrastra simpatías” y otro más se declara “imparable”. ¿La
realidad? El juego de las encuestas se ha convertido en un espejo a modo, donde
cada quien se ve ganador. Pero el electorado no es ingenuo.
Hay
que decirlo con claridad: en Tlaxcala, Morena mantiene la delantera en las
preferencias ciudadanas. No porque lo digan los sondeos que circulan entre
pasillos políticos, sino porque ha sabido posicionarse como la marca dominante
desde hace ya varios procesos. A pesar de sus contradicciones internas y pugnas
por el control, la gente sigue viendo en Morena una opción viable y cercana a
sus aspiraciones de justicia y bienestar.
Sin
embargo, las encuestas son solo una foto del momento. Y como toda foto, pueden
maquillarse. La verdadera medición no ocurre en redes sociales ni en boletines
de autocelebración: ocurre en la tierra, en el contacto directo con la gente.
Allí no hay forma de fingir el respaldo popular. El liderazgo auténtico se
construye con presencia constante, compromiso real y resultados palpables.
Los
aspirantes deben entender que no se gana repitiendo que se va ganando. La
política necesita menos egos y más empatía. Las giras a comunidades, los
recorridos sin cámaras, las manos que se ensucian resolviendo lo urgente... eso
es lo que realmente mueve una campaña.
El pueblo tlaxcalteca está cansado de figuras que aparecen solo en
temporada electoral, y quiere ver rostros conocidos, no solo nombres en
espectaculares.
Si
algo habría que recomendarles a quienes aspiran a gobernar Tlaxcala, es simple:
—Escuchen
más y hablen menos.
—Dejen
las encuestas amañadas y caminen el estado.
—Construyan
equipo, no culto a la personalidad.
—Y sobre todo, que no subestimen la inteligencia del pueblo.
Porque
al final, "no gana quien más dice que va ganando… gana quien más se
compromete con la verdad."
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