Qué tarde tan importante e inolvidable en Hecelchakán, Campeche, a pesar de la espada: El Mojito

Qué tarde tan importante e inolvidable en Hecelchakán, Campeche, a pesar de la espada: El Mojito

En un momento importante de reflexión que reconduce el andar de todos, hallamos a Alejandro Lima El Mojito, después de esta tarde “… tan importante”, como afirmó.

- ¿Por qué fue una tarde importante?

- “Muchas gracias por la entrevista. Primero, porque esa grandiosa tradición de las plazas que hacen los palqueros en la Península de Yucatán, persiste a través de las generaciones y las llenan auténticamente a reventar. En estos tiempos en los que ciertos disque antitaurinos nos atacan ver esas plazas llenas ya de por sí es un maravilloso espectáculo. La afición intensamente viva y gozando sin tasa ni medida de su Fiesta; y por supuesto, que en medio de esto gocé toreando, a pesar de que fallé con los aceros, porque con la misma entrega que hubo en los palcos, la hubo en el redondel por nosotros los toreros”.

- Esas plazas son muy suigéneris porque como bien dices no hay tendidos sino palcos y adornas el exterior de las plazas con la palma de guano y su intenso color verde.

- “Así es. Un auténtico espectáculo llegar a ver una plaza construida con palcos con capacidad cada uno para 50 personas, son tres pisos, si contamos la planta baja y la capacidad rebasa las 7 mil personas; y con un ruedo que tiene un diámetro de 60 metros, bastante grandecito. Ver a esa plaza llena cuando uno parte plaza emociona, porque se demuestra cómo defienden a su Fiesta todos los campechanos”.

- Bien, pero dices que fue una tarde importante a pesar de los aceros.

- “Efectivamente, fue una tarde importante porque se lidiaron cuatro toros de San Marcos y uno de Quiriceo de regalo, bien presentados y ante la entrega total del público, nosotros los toreros no podíamos estar menos. Esa tarde alterné con mi maestro y amigo Uriel Moreno El Zapata, quien volvió a mostrar su importante oficio de poderle a todos los toros”.

- Y, ¿tú cómo estuviste?

- “Con mi primera faena saludé con una larga cambiada, para en los medios de ese ruedo tan grande, lancear verónicas recortando con una revolera, fue justo ahí cuando el público no paraba de corear apoyándome. Luego del tercio de varas hice un quite por zapopinas y la plaza ovacionando si parar. Banderilleé con el matador Uriel mi primer toro, ya que él me invitó en su primero, y la gente estruendosamente feliz. Ahí está la entrega, la defensa de la Fiesta, no sólo en las grandes capitales sino en los mágicos pueblos de México. Así que para estar a la altura de esa entrega me fui al hilo de las tablas rodillas en la arena para iniciar, después incorporado se alternaron las series por derechazos y por supuesto con el toreo al natural. La gente estaba absolutamente entregada, pero ese acero me hizo perder dos orejas, no así el cariño y la total entrega de la gente”.

- Y tu segundo toro.

- “Al segundo toro no había que bajar de nivel de entrega, así que lo saludé con largas cambiadas en las tablas, luego con lances a la verónica y y recorté su embestida para fijarlo en el capote con chicuelinas, firmando con una media que gustó y mucho al gran público de Hecelchakán. Lo banderilleé con un par al quiebro y dos al cuarteo había que exponer y otorgarle todos los terrenos al toro para mostrar mi agradecimiento a ese público. Con la muleta comencé doblándome, sin embargo, el toro se quedaba poco corto de los dos lados y al final fue mejor del izquierdo. Pinché, volví a pinchar.

“Pero sucedió algo maravilloso, el público entusiasmado y que quería seguir viéndome torear hizo que se regalara un toro de regalo de Quiriceo. Acepté el reto y con mayor entrega, si cabe, le recibí con largas cambiadas en las tablas, lo lanceé a la verónica y banderilleé con dos quiebros en los medios y un cuarteo que volvió hacer escuchar las ovaciones y gritos de apoyo del público. Inicié con la muleta de rodillas, la faena fue variada, con actitud y agradando a ese gran público. También lo pinché.

“¡Que enfado!, sin embargo, a pesar de que no hubo orejas ni salida en hombros esa entrega total, indiscutible de ese gran público y mi consecuente entrega hacen que uno siga sintiendo que ser torero es una mágica y trascendente profesión”.

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