¿Y nosotros, cómo vamos a festejar los 500 años?

¿Y nosotros, cómo vamos a festejar los 500 años?

Mientras las autoridades afinan los detalles para el gran festejo de los 500 años de la fundación de la ciudad de Tlaxcala, en las calles, donde está la gente de a pie, la celebración aún no se asoma.

El Presidente Municipal Alfonso Sánchez García y la Gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros ya han adelantado que habrá actos solemnes, actividades culturales y eventos para dar realce al medio milenio de nuestra capital. 

Y eso está muy bien, todos queremos que se luzca la ciudad, que se engalanen las plazas, que suene la música y que se recuerde con orgullo lo que fuimos.

Pero la gran pregunta es: ¿y nosotros, los ciudadanos, cómo vamos a festejar?
Tal vez podría ser con una selfie en el centro de la ciudad o disfrutando de los eventos que están por venir. 

Aunque lo ideal sería hacer una reflexión profunda sobre el Tlaxcala que estamos construyendo, porque celebrar 500 años no puede quedarse en la foto o en el discurso.

La verdadera conmemoración debería empezar por lo cotidiano: no tirar basura, respetar al peatón, cuidar el agua, circular por la banqueta y no por la calle con el riesgo de que suceda algún accidente.

Si queremos rendir homenaje a una ciudad con medio milenio de historia, entonces deberíamos empezar por dejar de estacionarnos en doble fila, por recoger los desechos de nuestras mascotas y hasta por saludar al vecino. 

Que cada acción cívica sea un acto de celebración y con eso hasta nos convertiremos en mejores ciudadanos.

Si queremos festejar los 500 años de una ciudad caminable, entonces evitemos que las motos invadan la acera. Y si hablamos de querer una capital histórica, entonces no arrojemos una bolsa de basura en la esquina. Si soñamos con turismo, cultura y desarrollo, entonces no ignoremos el semáforo en rojo.

Así que sí, celebremos pero que sea desde el respeto, la conciencia y la responsabilidad, porque medio milenio de historia no se honra con fuegos artificiales, sino con acciones conscientes que no destruyen sino que construyen.

Aprovechemos esta segunda mitad del milenio para ser mejores habitantes de nuestra ciudad. Que esta vez, la fiesta también se note en las calles, en las manos limpias y en las miradas cordiales. 

Este aniversario es de todos y se celebra con hechos, no solo con eventos.