Dolor de cabeza

Dolor de cabeza
Les cuento que la mayoría de los súper delegados federales se están convirtiendo en un verdadero dolor de cabeza para el Presidente de la República, Andrés  Manuel López Obrador.

Sobre todo, porque en vez de aterrizar los 25 programas prioritarios y los 67 programas del gobierno federal en los estados del país, se están dedicando a atender sus intereses políticos personales.

Tal es el caso de Tlaxcala, donde la súper delegada Lorena Cuéllar, se encuentra en plena precampaña por la gubernatura del estado, descuidado sus obligaciones federales.

A eso se debe que a la fecha no se haya concluido el "Censo del Bienestar", siendo que la entidad es la más pequeña del país, en comparación con estados del sureste, que registran notable avance.

No conformes con eso, algunos de los súper delegados se han dedicado a confrontar al Presidente de la República con los gobernadores de los estados.

Ahí está lo ocurrido el pasado jueves en Tlaxcala, donde desde la representación de la Secretaría del Bienestar, salió la instrucción de abuchear al mandatario local.

El presidente López Obrador tuvo que salir al paso para pedir respeto al gobernador Marco Mena, de quien destacó la buena colaboración que tienen entre ambos gobiernos.

A eso se debe a que en la reunión  privada que AMLO sostuvo ayer con su gabinete, se evaluara la labor de los súper delegados en los estados del país.

Hubo jalón de orejas, pues López Obrador les pidió que cumplan con la austeridad y eviten la confrontación con los gobernadores.

En los hechos, el gobierno federal está tomando el pulso de la eficacia de los delegados, para evitar que sus tareas choquen con la autonomía de los estados.

Aunque en el fondo se está analizando la conveniencia de su permanencia, pues lejos de dar resultados solo están provocando problemas porque ya se sienten gobernadores.