Dulce Silva, el Caballo de Troya

Dulce Silva, el Caballo de Troya
 
En la elección local de 2004, de acuerdo con todas las encuestas que se levantaron entonces, el PRD tenía todo a su favor para retener la gubernatura de Tlaxcala, al menos por seis años más.
 
Pero el gobernador Alfonso Sánchez Anaya, se empecinó en imponer a su esposa María del Carmen Ramírez García, como candidata a sucederlo en el cargo.
 
Y provocó un cisma no solo en el partido gobernante, sino al interior del gabinete, con la ruptura del mandatario con Gelacio Montiel, Gisela Santacruz y Eduardo Medel, entre decenas más.
 
El resultado fue obvio: el PAN ganó la gubernatura de Tlaxcala con Héctor Ortiz Ortiz, en una pelea cerrada con el PRI, encabezado por Mariano González Zarur, mientras que el PRD se fue al tercer sitio.
 
Seis años después, en la elección local de 2010, todas las encuestas favorecían al PAN para mantenerse en Palacio de Gobierno de Tlaxcala.
 
Sin embargo, el entonces Presidente de la República, Felipe Calderón, cometió el mismo error que Sánchez Anaya, e impuso a su pupila Adriana Dávila, como candidata a la gubernatura.
 
En aquel entonces, la hoy diputada federal tenía una incipiente carrera política, toda construida al amparo del gobierno federal, lo que no fue bien vista por el panismo local que representaba el orticismo.
 
El resultado también fue obvio: El PRI recuperó la gubernatura con Mariano González Zarur, al adjudicarse los votos de los panistas inconformes y los perredistas que se irritaron con la declinación de Minerva Hernández Ramos.
 
Lo anterior viene a cuento, por lo que está pasando en Morena, partido que encabeza las preferencias electorales en todas las encuestas que se han levantado, rumbo al 2021.
 
Resulta que los morenistas están inquietos porque de la noche a la mañana les metieron a Dulce María Silva Hernández, en la lista de precandidatos a la gubernatura.
 
El caso es que Dulce Silva no tiene ninguna trayectoria a favor del movimiento que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador.
 
Su único mérito es ser la esposa de César Yáñez Centeno, ex vocero de AMLO y actual coordinador de Política y Gobierno en la actual Administración Federal.
 
En la trayectoria de la huamantleca no hay experiencia política, solo se destaca su actividad empresarial, pero con malos antecedentes que la llevaron a estar en prisión en Puebla, pero esa es otra historia que no tiene pierde.
 
Dulce Silva cobró fama cuando César Yáñez se humilló ante el gobierno de Rafael Moreno Valle, para interceder en la liberación de su entonces novia, presa por fraude inmobiliario.
 
Y cuando Dulce Silva y César Yáñez contrajeron nupcias, en septiembre de 2018, metieron a López Obrador en un grave conflicto, por la opulencia de la que los medios llamaron la "Boda Fifí".
 
La ceremonia religiosa se llevó a cabo en Puebla, con la asistencia del Presidente Electo y el Gobernador Tony Gali, el mandatario de Chiapas, Manuel Velasco y el senador Ricardo Monreal, entre otros.
 
Ese es el perfil de quien se sumó a la lista de precandidatos Morena, junto a Lorena Cuéllar, Joel Molina Ramírez y Ana Lilia Rivera Rivera, e incluso ya participó en una reunión virtual con el líder nacional.
 
Y a partir de ahí, Dulce Silva empezó a sacar la chequera para hacerse notar en Tlaxcala, donde nadie la conoce, patrocinando eventos religiosos y haciendo amarres, a nombre del Presidente.
 
Le alcanzará con eso. Quizá para ser candidata le sirvan sus relaciones, pero no para ser gobernadora, sobre todo si se toman las experiencias anteriores del PRD y el PAN.
 
Al tiempo.