Extranjera

Extranjera

Tendría nueve años cuando a mi papá se le ocurrió llevarnos a estudiar a Kentucky en EE. UU pues él trabajaba en los campos de tabaco y quería a la familia reunida.

Personalmente nunca habría contado esta historia, pero la coyuntura mundial me obliga a hacerlo.

Me he sentido extranjera en más de una ocasión, me he sentido extranjera en mi propia patria.

Como cuando te dicen que tienes que mudarte de ciudad para obtener un mejor empleo o conservar el tuyo, entonces te enfrentas a hábitos y personas distintas, acentos diversos, en resumen, muchas veces ni el significado de las palabras resulta igual.

Moneda extranjera, editoriales, autoridades, productos, tradiciones extranjeras, todo el tiempo consumimos cosas de este mundo globalizado.

Y aún con ello la extranjería nos asusta, la migración nos asusta.

Hace poquito tuve la oportunidad de cruzar muchas fronteras, lo hice por tierra, por aire y por mar, me tocó presenciar la deportación de una familia de senegaleses en la frontera de Francia con España.

Me preguntaba qué los hacía mudarse de ciudad, dejar su patria, cambiar su idioma, claramente para ellos no representaba un viaje vacacional.

Las guerras en el mundo, los genocidios han iniciado siempre por ese sentido de superioridad que existe entre los unos y los otros, por etnia, religión o nacionalidad.

Hemos llevado a través de la historia, la defensa del territorio más allá de las fronteras, principalmente las mentales, mismas que han permitido la xenofobia, el racismo, la esclavitud.

Un color de piel, un idioma, una condición social, han sido limitantes para el desarrollo de la humanidad entre iguales. Seres humanos.

Hoy estoy convencida que uno no emigra por placer, que detrás de cada movimiento o cambio de ciudad o nación está siempre el deseo de superarnos, de encontrar una mejor calidad de vida.

Las circunstancias mundiales hoy no solo conllevan que uno deje su patria por una cuestión de mejoría, sino también por la necesidad de paz innata en los seres humanos.

Cómo no emigrar cuando te persiguen por tus creencias como sucede en Siria con la expansión del estado islámico.

A dónde te escondes cuando la MS-13 te recluta en tu casa para enseñarte a matar, como pasa en Centroamérica.

Quién subsiste sin empleo, como ocurre en Honduras, donde simplemente el gobierno no brinda las condiciones mínimas para una vida digna.

Las razones por las que ellos vienen son las mismas por las que nosotros nos vamos.

Entendiéndose desde la lógica de Estado de Derecho, nuestras fronteras deberían ser cuidadas y protegidas para evitar una invasión.

Sin embargo, somos los primeros en transgredir garantías universales inherentes al ser humano.

‘Donde come uno comen seis’ fueron parte de los comentarios recientes en la web. Lamento decepcionarlos, ninguna nación puede ofrecer lo que no tiene para los suyos.

Trump amenaza a México, México amenaza a Honduras, los tiranos de la historia siempre querrán guerra.

Cada vez que encuentres un migrante, con papeles o no, piensa qué harías tú si tuvieras que huir. La empatía es un lenguaje universal.

Hasta la próxima…

@nayecuca89

nayelir31@gmail.com