Bien y por las buenas

Bien y por las buenas

Trabajábamos juntos años atrás, éramos compañeros de trabajo, no era mi superior y tampoco dependía de él para mis actividades pero le debía un reporte.

Habituados a la mensajería un buen día se le ocurrió escribirme. “Muñeca, me copias el reporte”.

No me llamo muñeca y el reporte lo tienes en tu mail, más o menos eso le respondí , acto que me valió me dejara de hablar. En adelante la relación fue hostil.

Siendo honesta jamás me han gustado esos calificativos ni en contextos personales, mucho menos laborales, pero en aquel entonces sólo fui capaz de argumentar que “muñeca” no era mi nombre.

Años después un colega me invitó a viajar en un tono de “all inclusive”, le dije que si y se quedó esperando en el aeropuerto, no por ingrata, sino porque fue una forma de decirle ¿Quién crees que soy?.

Ambos sujetos tienen algo en común, cargan cara de indignados cada vez que los veo y no, no me estoy victimizando ni tampoco sugiero que ambas historias sean indicio de acoso.

Les comparto estas líneas por una sola razón, esta semana mi condición de mujer se puso en alerta con las declaraciones de la actriz Karla Souza, pero mayormente con la respuesta del público a su comunicado.

“Fui violada por un productor” y entre líneas también sostuvo “lo permití”, primero al no negarme, segundo al parecerme natural, tercero entendiendo su posición, un superior ante mi.

En un contexto donde todo nos parece liviano y permisible, me parece aberrante suponer que ninguna merecemos un poquito de respeto.

Que si alguien nos habla, trata o agrede (acosar es una forma de agresión) y nosotras no accedemos, los ofendidos sean ellos.

Que hasta lo más ingenuo como puede ser una sonrisa sea traducida como la concesión para que intenten “algo más”.

Segura estoy la confesión de Karla Souza, una figura pública de talla internacional animará a muchas a levantar la voz, también sé que otras tantas seguirán permitiendo los abusos (disfrazados) de halagos de figuras de poder con las que habitualmente conviven.

Ser amable no debe nunca confundirse con ser permisible, sonreírte no indica que me gustas, aceptar una salida no me compromete a nada que no quiera o no desee, trabajar contigo es eso, mero trabajo y seré enfática; ninguna de nosotras deberíamos aceptar que se nos use, tase o califique como nada en particular.

Triste es ver que una sociedad llena de muertas, todavía se nos juzgue por denunciar los hábitos sociales que tienen que cambiar por el bien de todos.

Retomó estas líneas de Chumel Torres.
Las mujeres no denuncian el acoso, ¿Por qué es inútil?, ¿Por qué es peor?,¿Qué hacemos entonces?

A ti mujer víctima de violencia, acoso, maltrato, abusos o discriminación, a ti te digo, habla ya es tiempo.

Hasta la próxima...
@nayecuca89
nayelir31@gmail.com