Pueblo bueno

Pueblo bueno

Un tráiler de azúcar vuelca en Veracruz, el conductor muere, pobladores vacían en minutos el contenido de la pesada unidad 30 toneladas de azúcar.

Dos días antes en Cárdenas, Tabasco, ocurrió un tema similar, pero con una carga de arroz, tras la volcadura la rapiña apareció en minutos.

Semanas atrás estalló un ducto de Pemex en Tlahuelilpan, Hidalgo, más de 90 muertos, perdieron la vida mientras “jugaban’ a ‘robar’ gasolina, infringieron la ley.

Lázaro Cárdenas, Huamantla, más de 200 personas entre ellas hombres armados atracan al tren a su paso por una comunidad de no más de mil 200 habitantes.

Todas las historias tienen un denominador en común, los protagonistas son el ‘pueblo bueno’ al que tanto apoya nuestro Presidente.

Porque en su óptica y versión, México no es corrupto tiene un pueblo bueno y trabajador, claro que sí, somos muchos y somos los más pero también existe ese otro pueblo, el que se convierte en cómplice de las mafias.

El pueblo que agrede policías para poder ‘bajar un tren’ en Lázaro Cárdenas, el que abre sus casas para almacenar la merca que roban del tráiler en el Carmen Tequexquitla.

También hemos sabido ser el pueblo que acepta despensas a cambio del voto, que compra huachicol porque es más barato, que se inscribe a programas sociales que no necesita.

El pueblo al que le roban a ojos vistos, pero al que ‘si le toca’ no denuncia, el pueblo del litro incompleto, del kilo de a medio, el clásico de ¡ya me lo chingué!

Somos el pueblo que roba por hambre… ¿al del transporte público?, y también somos el pueblo trabajador y desde su trabajo comercializa plazas, moches, recursos públicos y hasta candidaturas.

Somos el pueblo en el que el Presidente quiere confiar y para eso, ya divulga la Constitución Moral de México, una guía de valores y conductas que estimulen el cambio verdadero.

Amlo olvida que gobierna un pueblo bueno cuya condición, humana es ¡Ya se verá!

A colación:

Estamos conmovidos con la sensibilidad con la que, en Tlaxcala y el país se han tomado las riendas de la antes Sedesol, ahora secretaría de bienestar.

Lo escribo en minúscula porque ni reglas de operación tiene, sabe Dios si ya es legal.

No me quiero imaginar cuál será la política con la que se conduzca el bienestar en Tlaxcala, pero imagínese que sin decir agua va, la delegación despidió a un competente abogado al que le pagaba el estado apenas 6 mil pesos mensuales por realizar labores profesionales en el área jurídica.

Sería un desempleado cualquiera de no ser porque el joven de 31 años con la responsabilidad de manutención de una esposa y su hija, es invidente.

Tengan tacto delegados, no todos nacimos en cuna de oro y con la posibilidad de pedirle un favor al gobierno.

Hasta la próxima…

@Nayeli_Romero89

nayelir31@gmail.com