Perredistas, de pena ajena

Perredistas, de pena ajena
 
Manuel Cambrón, el líder de lo que queda del PRD, volvió a exhibir su ignorancia.
No se explica mas que en la mente de un político desesperado el intento por ver problemas donde no los hay.
Dice que va a pedir a los diputados de su partido en el Congreso local la comparecencia del titular de la Secretaría de Desarrollo Económico para que explique los resultados de la gira que el Gobernador hizo al Japón recientemente, porque a su parecer no quedan muy claros. 
Valdría la pena que Cambrón entrara a internet y buscara la información relacionada con este tema, o que consiguiera los periódicos de la semana pasada.
Por lo visto, no es un político informado.
Si se ocupara en conocer lo que pasa en el estado unos minutos al día, sabría que se trató de una actividad de promoción industrial del estado entre empresarios y autoridades de países asiáticos.
Fueron varios días de reuniones de trabajo con representantes de las economías más fuertes del mundo, en busca de posicionar a Tlaxcala como destino de negocios, algo que tiene lógica en un contexto en el que la economía nacional se ha estancado.
Realmente, el posicionamiento pueril del perredista evidencia su baja estatura política. 
¿Cómo espera que Tlaxcala prospere, que avance y tenga empleos?
Evidentemente ignora que, por dos trimestres consecutivos, la economía estatal creció. Primero a 2.5%, y después a 4.1%.
Solo en el segundo trimestre se ubicó una décima debajo de Chihuahua, que creció al 4.2%, mientras otras 15 entidades decrecieron, y el resto lo hizo a menos de 4%, respecto al mismo trimestre del año pasado.
¿Cómo se pueden sostener estos repuntes sin promoción en el extranjero?
Hay una parte de la clase política tlaxcalteca que sigue viendo a Tlaxcala en pequeño, confinada en el centro del país, como si fuera el siglo XX.
En una época de apertura económica, de mercados globales, es preocupante que un gobierno decida sentarse a esperar nuevos capitales. Si no toman la iniciativa, otros gobernantes lo harán, y los beneficios serán para sus gobernados. 
Es increíble que aún haya políticos que pretendan hacer tormentas en vasos de agua. 
Pero el caso del líder perredista podría ser la excepción, porque, a decir verdad, sus declaraciones no representan nada ni a nadie. 
Su política vulgar es la que explica por qué enterró a su partido, y ahora trata de saltar sobre su cadáver como si diera signos de vida.
Si el señor Cambrón es congruente, debería de salir a pedir cuentas a sus alcaldes, que rayan en la inmoralidad, o al legislador que usó sus siglas para llegar al Congreso del Estado, por entregar ganado enfermo a la población.