¿Por qué y para que votamos los mexicanos?

¿Por qué y para que votamos los mexicanos?

 

El ciudadano mexicano contemporáneo en edad de votar, en su mayoría, difícilmente tiene claridad y comprende que es lo que está en juego al momento de votar por los candidatos a distintos cargos de elección popular o de representación. Para algunos autores, como Maruan Soto Antaki en su obra literaria “Pensar México II”, acierta en su exposición al abordar el tema de la Política como un fenómeno de Azar, es decir, el ciudadano apuesta a través de su voto sin saber con certeza que está en juego, que puede ganar o que puede perder; sencillamente participa en un juego de azar, a la suerte, a su propia suerte, sin estar consciente de ello y mucho menos del resultado.

 

Antaki tiene mucha razón cuando señala que: “la regla es simple a pesar de antipática: lo que se quiere, promete o intenta no define su resultado. Por más que se quiera, prometa o intente. Estos tres elementos están en boga dentro de la avalancha de gobiernos de supuesto rompimiento con estructuras previas. En todos hay denominador común que se ha encapsulado bajo el espectro del voluntarismo, a manera de ingrediente perenne en cada versión de la acepción más genérica de los que se entiende como populismo”.

 

La reflexión profunda sin duda tiene un alta carga práctica, histórica, filosófica y una claridad de la trayectoria que han seguido las últimas elecciones en México. Es básico tener conocimientos profundos para comprender el fenómeno de la política como una apuesta de azar. No obstante, resulta sencillo explicar del porque la gran aceptación con más del 60% de un gobernante en funciones, cuando se analiza de cerca el perfil del ciudadano que emite una opinión cuando se le pregunta si aprueba o desaprueba la gestión de ese gobernante. Las encuestas serias indican que los ciudadanos con escasos conocimientos y actividades económicas no profesionales, son los que expresan con un limitado conocimiento sobre temas de Estado, Economía, Desarrollo Social y Gestión de Gobierno.

 

En efecto, las campañas políticas, la oferta política y los proyectos de gobierno soportados con falsas expectativas, promesas que jamás se cumplirán y proyectos que serán solo intentos, siguen siendo prácticas de engaño total que nunca se cumplirán; así funciona en México por el costumbrismo a la mexica.

 

En una exigencia mayor el ciudadano bien entendido buscaría votar por las personas que propongan resolver las causas de los grandes problemas nacionales, estatales o municipales, no le importaría el tema ideológico o de partido; buscaría a toda costa el proyecto del candidato que propone fortalecer la Republica, el Federalismo, pero sobre todo la Democracia; en este nivel de conocimiento, la apuesta se convierte en una certeza moral y ética en favor de la capacidad política, de gobierno y de fortaleza al estado de derecho, solo así se cumple el principio constitucional para pensar en el objetivo superior que se denomina México.

 

El escenario para el dos de junio de 2024, no es nada claro, ni certero, mucho menos deseable, cuando escuchamos y vemos de parte de una candidata proponer el segundo nivel de lo que llama la “transformación”, cuando en sentido estricto no entendemos cual es el tipo de Estado, Forma de Gobierno o Modelo Económico que se plantea. En la oposición al gobierno en funciones, tampoco escuchamos como propuesta, una posible evolución del Estado, eficiencia y eficacia del Gobierno o un Modelo Económico que nos permita competir en condiciones de Globalidad.